PRINCIPIOS DEL DIBUJO INFANTIL

Dibujar y pintar son las actividades artísticas más frecuentes que hacen los niños, de ahí su análisis e importancia en la Educación Artística.

Las niñas y niños, antes de cumplir los dos años comienzan a dibujar de forma espontánea y natural, con cualquier tipo de técnicas y sobre cualquier tipo de soporte. Los dibujos infantiles presentan unas características propias claramente distintivas.
La mayoría de los dibujos y pinturas infantiles son muy llamativos por la espontaneidad y frescura que tienen. Cuando los niños crecen, sus dibujos también van cambiando, volviéndose más elaborados. A partir de los 10 años el interés, la seguridad, la espontaneidad y la destreza pueden incluso ir perdiéndose. Por este motivo, es de suma importancia motivar a los niños para que dibujen por sí mismos, sin imitar y por supuesto respetando en cada momento su etapa evolutiva.
En este sentido, no es conveniente utilizar láminas, ni marcar pautas en exceso; como qué colores utilizar, dónde colocar los distintos elementos de la composición, no salirse de la forma dada, etc. Estas dinámicas favorecen los estreotipos negando la espontaneidad. Un ejemplo sería el porqué casi todos los niños cuando dibujan una casa lo hacen como la típica casa con tejado triangular, cuando la mayoría de niños viven en bloques de edificios.
Cada niño es libre de utilizar, por ejemplo, los colores que quiera. La elección muchas veces no es azarosa, sino que se corresponde con una emoción o impulso específico de cada momento, y que como adultos tenemos que respetar, aunque estéticamente no se corresponda con nuestros gustos e inclinaciones artísticas, por otra parte, condicionadas por el momento histórico que nos ha tocado vivir.

Los principios del dibujo infantil son los siguientes:
- El principio de aplicación múltiple.
Una misma forma puede servir para representar muchas cosas diferentes.
- El principio de la línea de base.
La línea de base es una línea horizontal que cruza de parte a parte la zona inferior del dibujo.
Divide al dibujo en dos zonas horizontales. La superior se corresponde a lo que está lejos y la inferior a lo que está cerca.
- El principio de perpendicularidad. 
La relación entre un objeto y la base en la que se apoya es preferentemente perpendicular sea cual sea la orientación espacial.
- El principio de la importancia del tamaño. 
Las figuras humanas, las partes del cuerpo o los objetos más importantes deben tener un tamaño mayor que los elementos secundarios, desde un punto de vista emocional, funcional o semántico.
- El principio de aislamiento de cada parte del conjunto.
- El principio de imperativo territorial. 
Cada elemento que aparece en el dibujo dispone de su espacio propio. Cada elemento dibujado aparece aislado en un espacio no compartido. No es habitual que se superpongan o solapen.
- El principio de aplicación múltiple.
Es un proceso de esquematización.
- El principio de la forma ejemplar.
A la hora de representar un objeto se realizará de forma que describa lo mejor posible sus principales cualidades visuales.
- El principio del abatimiento. 
Los elementos verticales se representarán frontalmente, perpendiculares a la linea de base, (alzado), mientras que los elementos horizontales se representarán a vista de pájaro (planta).
- El principio de visión de rayos X.
Por el que se dibuja todo lo que sea necesario describir explícitamente en la imagen, aunque para ello tengan que ser transparentes las paredes de una casa.
- El prinipio de la línea base.
Al principio emplean el borde del papel como línea base. A partir de aproximadamente los 6 años, dibujan la línea base unos centímetros arriba de la parte inferior del papel.
A partir de los 8 años, la línea base se puede convertir en un plano, distribyendo las figuras en difernetes alturas. 
El principio de la simultaneidad.
Cada parte de la figura se representará de acuerdo con la forma ejemplar. Los ojos y orejas estarán de frente, las manos abiertas mostrando la palma, los pies de perfil aunque el cuerpo esté de frente.


Según Lowenfeld y Freinet, dibujar no es una acción extraña al niño sino una actividad que surge y se desarrolla de la misma manera que otros procesos de maduración y desarrollo de la persona.
La enseñanza del dibujo en las escuelas no debe ser únicamente que los niños adquieran destrezas sino que se trata más bien de motivar, incentivar y comprender en profundidad las características de las obras gráficas que el alumnado realiza por sí mismo respecto a la forma que tiene de comprender el mundo.
Desde esta perspectiva la tarea de la escuela deber ser lograr un clima o ambiente de trabajo favorable a la auto-expresión creativa y al propio desarrollo natural, evitando la imposición de un modelo de representación que sea ajeno al mundo infantil.

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