El pintor Max Ernst, considerado como uno de los máximos exponentes del surrealismo y del movimiento dadá, es señalado como el responsable de la creación del frottage, una técnica artística que nos permite realizar diversos tipos de trabajos.
Frottage procede del francés frotter, que puede traducirse como “frotar”. La técnica,
por lo tanto, consiste en frotar un lápiz sobre una hoja que, a su vez,
está situada sobre un objeto. Esta acción permite imprimir o calcar la
forma y la textura del objeto en la hoja.
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